
Los Inicios y el salto al vacío
Howl WestShare
Desde pequeño, el fundador de Howl West estuvo ligado al mundo del deporte. Creció en Badajoz, participando en diferentes clubes deportivos donde no solo entrenaba, sino que también promovía un estilo de vida saludable entre sus compañeros. Siempre creyó que el deporte iba más allá del rendimiento físico: era una forma de expresión, de identidad y de comunidad. Pero había algo que siempre le inquietaba: la ropa deportiva y urbana que usaban no representaba realmente sus valores ni el impacto positivo que él quería generar en el mundo. Ahí nació la idea de crear algo diferente, una marca que fusionara la estética del streetwear con la sostenibilidad y la autenticidad.
Con esa visión en mente, reunió a un grupo de amigos apasionados por la moda y el deporte. Querían diseñar prendas que no solo tuvieran estilo, sino que también transmitieran un mensaje: que la moda podía ser ética, consciente y sin perder su esencia urbana. Pasaron meses trabajando en ideas, investigando materiales sostenibles y creando los primeros bocetos. Pero los obstáculos no tardaron en llegar. La falta de recursos, la dificultad de encontrar proveedores adecuados y el miedo al fracaso fueron desgastando al equipo. Poco a poco, el grupo se dispersó y el proyecto quedó en pausa.
Sin embargo, él nunca dejó de creer en su idea. Con los pocos ahorros que tenía y sin un equipo que lo respaldara, decidió empezar solo. Buscó fabricantes que apostaran por la sostenibilidad, perfeccionó los diseños y empezó a vender las primeras piezas en redes sociales y eventos locales. La respuesta fue increíble: la gente quería una marca que fuera más que moda, que representara un estilo de vida consciente y auténtico. Con resultados tangibles y una comunidad interesada en su propuesta, volvió a contactar a algunos de sus antiguos compañeros y les mostró lo que había logrado. Esta vez, convencidos por su esfuerzo y visión, decidieron sumarse al proyecto.
Así nació Howl West, una marca que combina la energía del deporte, la actitud del streetwear y el compromiso con el planeta. Hoy, lo que comenzó como el sueño de un joven en Badajoz es una comunidad global de personas que creen en la moda como una declaración de intenciones. En Howl West, cada prenda cuenta una historia, cada compra tiene un propósito y cada persona que la viste es parte del cambio.